POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI
Esta novela, nº
781 de la colección “Servicio Secreto”,
data de julio de 1965, cuando el firmante de esta reseña contaba tan sólo nueve
meses de edad, pero acabo de leerla por primera vez. Y debo reconocer que, a
pesar de tratarse de un relato policial típico, con medio siglo a sus espaldas,
mantiene todo su interés, siempre y cuando se tenga en cuenta al leerlo la
época en que se editó y las características del mercado bolsilibresco para el
que fue escrita. La intriga no decae en ningún momento, manteniendo al lector
pendiente de cada una de sus páginas hasta la conclusión final, sólo desvelada
en el último tramo de la historia.
¿De qué va la
cosa? Pues del asalto a un furgón blindado, que transporta setecientos mil
dólares, de los de hace cincuenta años, no lo olvidemos. El atraco sale a la perfección,
pero el jefe de la banda asesina a sus esbirros y a los escoltas del envío de
dinero, pues pretende quedarse con todo el botín. Uno de los guardias no muere
en el acto, revelando algo sorprendente: el jefe de los asaltantes era una
mujer.
Como la policía
no parece tener ninguna pista de importancia, Doris Dynn, directora de la compañía propietaria del dinero
sustraído, decide contratar los servicios del investigador privado Bart Claughely. Éste acepta el encargo
e inicia sus investigaciones, asistido por su fiel secretaria y un grupo de
colaboradores. El asunto se revela como un condenado embrollo, que parece
conducir a un callejón sin salida. Para acabar de complicarlo todo, las
investigaciones de Claughely parecen
indicar la culpabilidad de Doris,
que además mantenía cierta relación con uno de los atracadores muertos. Claughely deberá descubrir la verdad,
aunque esto pueda conducir a la cárcel a Doris,
de la que se ha enamorado.
“Diez años después” es una novela predecible, si se quiere, característica
ésta común al grueso de la literatura bolsilibresca; pero es un relato absorbente, que no defrauda en
ningún instante. También es muy superior, al menos estilísticamente, a otras
obras policiales de Lecha más
recientes, pues en ella se aprecia la calidad de su prosa en la que yo
considero su mejor etapa como escritor. Posteriormente, las editoriales
reducirían el número de páginas de sus volúmenes, lo que se traduciría en una
considerable merma de la calidad de los textos. Pero para eso todavía faltaba
más de una década. Disfrutemos, pues, de una de las entretenidísimas intrigas
policiales urdidas por Clark Carrados
a mediados de los 60.
Antonio Quintana
Octubre de 2014
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