El género
policiaco ha sido siempre uno de los más populares, y el mundo del bolsilibro
no podía ignorarlo. En consecuencia, todas las editoriales dedicadas a la
“novela de a duro” tuvieron sus colecciones centradas en tal temática, siendo
Bruguera, posiblemente, la más destacada de ellas.
La serie más
longeva de bolsilibros policiales, si mis datos son correctos, fue “Servicio
Secreto”, pues fue publicada sin interrupciones desde 1950 hasta 1985, es
decir, durante nada menos que treinta y cinco años, totalizando alrededor de
1800 títulos, más o menos. Puesto que permaneció en los quioscos durante algo
más de una generación, se convirtió en una serie muy popular, sólo superada en ventas
por las novelas del Oeste y las románticas. Por razones obvias, no conozco las
obras de todos los autores que publicaron en dicha serie, pero sí las de muchos
de ellos, entre los que cabe destacar a Clark Carrados, Silver Kane, Keith
Luger y Curtis Garland. George H. White, conocido por su exitosa “La Saga de
los Aznar”, publicada por Valenciana en su colección “Luchadortes del espacio”,
también colaboró con cierta asiduidad en “SS”. En cuanto al maestro Carrigan,
si no me equivoco empezaría a colaborar en esta serie en los 70.
El número de
títulos publicados por “SS” era tan alto, que
Bruguera decidió sacar al mercado “Selecciones del Servicio Secreto”,
que se publicaría entre 1962 y 1967. Esta serie estaba dedicada a la reedición
de aquellas novelas de “SS” que más éxito habían cosechado.
Vista la
popularidad alcanzada por “SS”, y en feroz competencia con Toray, Rollan y
Valenciana, Bruguera amplió su oferta de bolsilibros policiacos con “Punto
Rojo”, que estaría en los quioscos desde 1962 hasta 1986, editándose unos 1300
títulos aproximadamente. La tónica era la misma de “SS”, pues en esta serie se
publicaron novelas policiacas y de espionaje, como en la colección hermana.
Evidentemente, “Punto Rojo” se inscribía en la política editorial
característica de Bruguera, que pretendía monopolizar la publicación de
bolsilibros, objetivo que a la larga alcanzaría. Debido a ello, durante los
años 60 la firma barcelonesa inundó el mercado de colecciones dedicadas a las
temáticas más populares, en clara competencia con otras editoriales del ramo. Entre
1964 y 1967 lanzaría la serie “Archivo Secreto”, en principio más centrada en
el espionaje que en el relato policial al uso. El nombre de esta colección
sería recuperado en los 70, cuando Bruguera comenzara a publicar las aventuras
de la agente Brigitte “Baby” Monfort, genial creación de Lou Carrigan ya
publicada en parte por Rollan. La colección “Alto Secreto” tuvo una vida
efímera, pues sólo se publicaría durante 1967.
En general,
fueron “SS” y “Punto Rojo” las series estrellas de Bruguera, en lo que a los
bolsilibros policiales se refiere. El éxito de estas dos colecciones fue tan
considerable, que cuando el Grupo Zeta se hizo con los activos de Bruguera,
tras el colapso de esta editora, Ediciones B, filial de dicho grupo, publico
una serie denominada “Punto Rojo”, en la que se reeditaron algunos títulos de
las antiguas “SS” y “Punto Rojo”.
Otra serie
policial muy exitosa, que figura entre mis favoritas, fue “La Huella”, que
sería publicada entre 1974 y 1978, si mis datos son correctos. Esta colección iba
a estar dedicada en exclusiva a Lou Carrigan, con una periodicidad quincenal,
debido a que el maestro Lou tenía mucho trabajo por aquel entonces. Pero los
responsables de la empresa editorial, siempre ansiosos por maximizar los
beneficios, optaron por publicar esta colección semanalmente. Peor aún:
aprovechándose sin duda de la abusiva legislación contemporánea, que favorecía al
empresario por encima del trabajador, decidieron abrir “La Huella” a otros
autores, buenos profesionales sin duda, pero cuyas obras no podían compararse
ni de lejos con las de Carrigan.
“Kiai, Héroes de
las Artes Marciales”, también fue una serie ideada en principio para Carrigan,
que además era un experto judoka. Aunque nacida al amparo de la tremenda
popularidad de las películas de kárate provenientes de Hong-Kong, el argumento de las novelas aparecidas bajo
este sello era eminentemente policiaco. El único autor que demostró estar a la
altura de Carrigan en este campo fue Clark Carrados, que escribió una serie de
relatos excepcionales, protagonizados por un experto en las artes marciales
orientales, personaje al que ya he dedicado un trabajo en el blog. Con todo,
las mejores obras de esta colección serían las de Carrigan, que, al contrario
que sus colegas, tenía unos amplios conocimientos del tema, lo que sin duda le
daba una considerable ventaja sobre ellos.
Bruguera
compitió con otras editoriales por el control del mercado bolsilibresco. Al
final logró monopolizarlo, pero eso, como era inevitable por otra parte, se
tradujo en una considerable merma de la calidad de los textos de las obras
publicadas. Mientras hubo de competir con las series publicadas por la
competencia, puede decirse que Bruguera “mimó” sus colecciones policiales, en
especial “SS” y “Punto Rojo”. Pero cuando se hizo con el control absoluto del
mercado, cuando ya no tuvo con quién competir, la editorial ya no prestó tanta
atención a los textos. Incluso las ilustraciones de cubierta, que siempre
habían sido uno de los puntos fuertes de Bruguera, perdieron calidad cuando la
empresa se decantó por las obras de agencia en sustitución de los dibujos
originales para cada novela. En cuanto a los textos, basta leer una obra
publicada en los 50 o 60, y compararla con otra aparecida en los 80, para
constatar la pérdida de calidad. Además de a las causas antes mencionadas, esto
se debió también a la reducción de páginas de los bolsilibros, que obligaba a
los autores a reducir también al mínimo los pasajes descriptivos, optando en
muchas ocasiones por un estilo cuasitelegráfico que no beneficiaba en nada a la
novela. Algunos autores, con Carrigan y Carrados a la cabeza, capearon el
temporal con profesionalidad y elegancia, adaptándose bastante bien a la nueva
situación. Otros, por el contrario, no supieron hacerlo, por lo que sus obras
de las últimas etapas de “SS” y “Punto Rojo” se resintieron notablemente.
Los bolsilibros
policiacos suponen un importante segmento de la producción de novelas
populares. Hubo muchas colecciones dedicadas a dicha temática, pero las de
Bruguera son las más conocidas y recordadas hoy día, sin que ello signifique
menosprecio de otras editadas por las empresas rivales. En todo caso, mi
reconocimiento y admiración para todos los escritores que publicaron en ellas.
Antonio Quintana
Carrandi
Enero de 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario