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lunes, 25 de enero de 2010

LOU CARRIGAN: MEDIO SIGLO EN LA BRECHA



POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI


En marzo de 1959 aparecía en los kioscos españoles Un hombre busca a otro hombre, novela del Oeste firmada por el entonces desconocido Lou Carrigan, seudónimo bajo el que se ocultaba, por imperativos editoriales, un joven empleado de banca cuyo nombre auténtico era Antonio Vera Ramírez. Este modesto western, uno de los centenares que se publicaron en España por aquellas calendas, fue bien acogido por los lectores, lo que animó a Vera a continuar escribiendo, compaginando su labor de creación literaria con el tedioso trabajo bancario. El joven novelista pudo haber seguido la misma senda que otros autores de bolsilibros, que escribían sus relatos en el tiempo libre que les dejaban sus ocupaciones oficiales. Y así fue, al menos durante algún tiempo. Pero el gusanillo de la escritura ya se había posesionado de la voluntad de nuestro protagonista, y en 1962 abandonó su empleo en Banesto para consagrarse por entero a la literatura. Es de suponer que fuera ésta una decisión difícil (las importantes siempre lo son), y que Vera tuviera que lidiar con las dudas más inquietantes. Se trataba de dejar un trabajo seguro, por así decirlo, para embarcarse en una aventura literaria que se presumía llena de incógnitas. Aunque es cierto que muchos hombres y mujeres vivían de su pluma (Estefanía, Mallorquí, Corín Tellado), también lo es que la competencia en el mundo del bolsilibro era feroz. No debía resultar nada fácil abrirse camino en una industria como esa, máxime si tu intención era, como la de Vera, vivir exclusivamente de lo que escribieras. Mas a pesar de ello, el joven barcelonés cogió el toro por los cuernos, como suele decirse, y dio un giro de 180 grados a su vida, emprendiendo el camino que habría de convertirle en uno de los mejores autores españoles, si no el mejor (con permiso del ya citado don José Mallorquí), de la literatura de aventuras.

Durante la Edad de Oro de las novelas de a duro, que abarca las décadas de los 50-60 y parte de los años 70, una legión de forzados de la pluma nutrían de novelas a las editoriales. Destacar entre tantos escritores era casi una misión imposible, pero Vera se propuso abrirse un hueco entre la pléyade de autores de bolsilibros, y lo consiguió en un tiempo récord, pues en la segunda mitad de los años sesenta el nombre de Lou Carrigan era ya reconocido y admirado por los lectores españoles e hispanoamericanos. Su fulgurante éxito se cimentó, básicamente, en tres constantes de su obra: la originalidad de sus argumentos, el ritmo trepidante que imprimía a su narrativa y la amenidad de sus relatos. Y así, en unos pocos años, Vera se puso a la misma altura que sus colegas más famosos.

Los autores de bolsilibros cultivaban todos los géneros, y Vera no fue una excepción. Pero el protagonista de nuestro artículo habría de despuntar muy pronto como un genial narrador de tramas policiales y de espionaje, dando a la imprenta centenares de novelas, muchas de las cuales, a pesar de haber sido editadas en el formato estándar del bolsilibro, podrían figurar sin problemas en cualquier antología de novela policíaca seria. Sus apasionantes thrillers rebosan acción, ironía y buen humor; pero también destilan, en ocasiones, una ácida crítica de la sociedad y de los comportamientos humanos, por lo que puede afirmarse que algunas de esas obras son claros exponentes de novela negra.

En 1965, atendiendo la solicitud de su editor brasileño, Vera creó uno de los personajes inmortales de la novela popular: Brigitte Baby Monfort, una personalísima espía que proporcionaría a su padre literario fama mundial. La serie de Baby, compuesta por nada menos que quinientos títulos, convierten a la divina espía carriganiana en el personaje de ficción que más novelas ha protagonizado, marcando un hito difícilmente superable en el mundo de la novelística de aventuras. Con Baby llegó la consagración definitiva de Vera, bajo su alter ego de Lou Carrigan, como el autor español de bolsilibros más conocido y valorado internacionalmente.


Western y thriller son los dos pilares básicos sobre los que se cimenta el grueso de la obra carriganiana, pero no podemos pasar por alto otros temas en los que también supo desenvolverse con inigualable maestría. Terror, ciencia ficción, bélico, Artes Marciales, romance…, ningún género se le resistía. Y no sólo eso, si no que también extendió su campo de acción más allá de los estrechos márgenes de la literatura de kiosco, publicando numerosos libros sobre las más variadas temáticas, algo que, en el mundillo de los autores de bolsilibros sólo consiguió hacer, que sepamos, ese otro gran escritor que es Juan Gallardo Muñóz, Curtis Garland.

Cincuenta años después de publicar su primera novela, Vera sigue tan activo como siempre. Gracias a las nuevas tecnologías, el autor ha podido contactar con muchos de sus seguidores (entre los que se cuenta el autor de éstas líneas), tanto en España como al otro lado del océano Atlántico. Mantiene un weblog que es un referente para todo estudioso de la novela popular española, y por si fuera poco, comercializa sus obras en formato electrónico a un precio muy razonable, poniéndolas así al alcance de sus innumerables fans. Gracias a Internet, sus seguidores hemos podido comprobar que Vera, o Carrigan, que tanto monta, no sólo es un escritor prolífico y muy imaginativo, si no también una persona excepcional, sencilla y cercana, con la que es un verdadero placer tratar… aunque sea a través del correo electrónico.

Recientemente, la revista literaria Qué Leer le ha dedicado un reportaje de una página. Aunque el artículo en cuestión nos supo a poco, es de agradecer que una publicación tan elitista como la citada le haya hecho un hueco en sus páginas a uno de los autores más brillantes de novela de evasión.

Antonio Vera Ramírez es uno de esos escasos y afortunados mortales que, con una determinación a toda prueba, ha conseguido ganarse la vida trabajando en lo que le gusta. Tras medio siglo de carrera, el autor sigue en la brecha, incansable al desaliento, atendiendo su weblog y a sus lectores, y, sobre todo, escribiendo. Vayan desde aquí mi felicitación y mis mejores deseos para él.

2 comentarios:

Clayton dijo...

Excelente artículo, amigo Antonio. La figura de Lou Carrigan es fascinante y ha sido gracias exclusivamente a su exhaustivo e ingente labor como escritor de bolsilibros que ha sabido ganarse la justa fama que posee entre entre el mínimo pero intenso círculo de autores y fans del género. Me añado a tus felicitaciones para él y que continúe a través de su weblog haciéndonos partícipes de sus inquietudes, ilusiones y proyectos.

Un abrazo.

Stanislaws dijo...

Parabéns pelo Blog

Estou montando uma coleção das capas (portadas) dos bolsilivros de Lou Carrigan que envolvem a espiä Brigitte Montfort e sua mãe a espiä Giselle Montfort das edições lançadas no Brasil pela Editora Monterrey de 1965 ate 2000.

As ilustrações das capas de Benício perfazem junto com o texto de Lou uma obra magnifica estes bolsilivros.



Sds Stanislaws

http://blibiomania.blogspot.com/