Aparecida en
junio de 1978, con el nº 409 de “La
conquista del espacio”, “Viaje al
fondo de la galaxia” se erige como una de las novelas más logradas de Glenn Parrish (Luís García Lecha) en su etapa de Bruguera.
Juan Byden, que ha causado la muerte involuntaria del marido de
su amante, es juzgado y condenado a cadena perpétua. No obstante, el juez le da
a elegir entre pasar el resto de su vida entre rejas y servir al profesor Ravenstock. Para Juan, un hombre joven, la decisión no es difícil, optando por ir
con el misterioso individuo. Ravenstock resulta
ser un hombre amable y un científico notable, que ha inventado un nuevo tipo de
vehículo espacial: la psiconave. Su intención es que Juan pilote esa nave movida por energía psíquica, que puede
trasladarse teóricamente a cualquier rincón del universo a la velocidad del
pensamiento, en un viaje al sistema de la estrella Necuno, situado a unos
120.000 años luz de la Tierra y que es el origen de unas misteriosas señales de
radio. Ravenstock no sólo desea
investigar dichas señales, sino averiguar, si ello es posible, lo que les
ocurrió a sus tres ayudantes, uno de los cuales era su hija Carlota, que emprendieron el mismo
viaje en otras tantas psiconaves y han desaparecido sin dejar rastro.
Byden emprende el fantástico periplo y en cuestión de segundos se encuentra
en el sistema Necuno, poniendo proa inmediatamente hacia un planeta cercano,
muy similar a la Tierra. No tarda en encontrar a Carlota, que le explica por qué no ha podido regresar y le pone al
corriente de ciertos detalles del mundo en que se encuentran. La fabulosa
aventura de Juan Byden acaba de
empezar, porque además de buscar la fuente de las señales de radio y a los
otros dos psiconautas, habrá de enfrentarse a mil peligros en un planeta habitado
por tribus muy atrasadas y bárbaras.
Parrish construye un relato quizá algo tópico, pero muy ameno; una aventura
espacial que satisfará a los amantes de la ciencia ficción concebida como puro
entretenimiento. Un estupendo bolsilibro, ideal para descansar de otras
lecturas más trascendentes. Disfrutadlo.
Antonio Quintana
Febrero de 2015
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