Tras un título tan
singular se esconde otra trepidante aventura bélica surgida de la fecunda mente
de Clark Carrados. Número 13 de la
colección “Metralla”, de ECSA, la
novela sigue las pautas a que ya nos había acostumbrado el autor riojano en sus
numerosas colaboraciones para Toray en “Hazañas
Bélicas”, “Relatos de Guerra”, “Relatos de Guerra Extra” o la serie
también llamada “Metralla” de
Bruguera.
La novela narra la historia de Ronald Tracy, oficial americano que mantiene cierta enemistad con
un superior por un asunto de faldas. Coleman,
que así se llama el superior, aborrece a Tracy
aunque trata de disimularlo. Un día
encuentra la excusa perfecta para intentar deshacerse de su rival por el cariño
de una bella y caprichosa heredera: envía a Tracy a cumplir una oscura misión a una isla del Pacífico ocupada
por los japoneses. Es casi una misión suicida, que en nada alterará el curso de
la guerra, pero Tracy no puede
negarse. No obstante, debido a un error del piloto del avión en que viaja, Tracy es lanzado en paracaídas en otra
isla, ésta supuestamente desierta. Tracy
no tardará en descubrir que allí existe una base secreta del enemigo, y a pesar
de hallarse en clara desventaja, tratará de combatir a los nipones con todos los
medios a su alcance, por exiguos que éstos sean.
Mientras tanto, un comando japonés de tres hombres ha
incursionado con éxito en la base americana de la que ha partido Tracy, llevándose gran cantidad de
documentación y haciendo prisioneros al coronel Coleman y a la sargento Beryl
Chase, del cuerpo auxiliar femenino del ejército, una muchacha que ha
empezado a sentir algo por Tracy.
Los nipones y sus rehenes se dirigen a la isla de Kalehala, que los americanos
creen desierta y los japoneses consideran como su gran baza contra ellos en ese
sector del Pacífico. Pero nadie cuenta con Ronald
Tracy, que pese a su inferioridad se revelará como un enemigo nada
desdeñable.
Aunque se trata de un típico bolsilibro bélico, el
argumento es muy interesante, y además cuenta con unos giros inesperados, muy
caracterísitcos de Luis García Lecha,
que lo hacen destacar por encima de otras obras similares. Como siempre, los
pasajes de acción están muy logrados, consiguiendo transmitirnos la angustiosa
sensación de hallarnos en medio de la batalla. Carlos Quintana padre sostiene que el bélico fue el mejor género
cultivado por Lecha, y aunque no
esté totalmente de acuerdo con esa afirmación, he de admitir que muchas de sus
mejores novelas están ambientadas en la II Guerra Mundial. La que nos ocupa,
publicada allá por 1980, con una vistosa cubierta de Norma, es de lo mejor que escribió Clark Carrados, un bolsilibro tópico, pero muy conseguido. Una
novela que cumple a las mil maravillas con su objetivo: entretener.
Antonio Quintana
Diciembre de
2014
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