POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI
Hace tiempo
decidí releer los primeros bolsilibros que cayeron en mis manos hace ya
demasiados años, y uno de ellos es “Desde
un mundo remoto”, que además fue
la primera obra de McIntire que leí.
Lo devoré en apenas unas horas, y a pesar de tratarse de una modesta “novela de a duro”, no de las mejores de su autor, confieso que no me decepcionó
su relectura e incluso la encontré tan entretenida como hace más de tres
décadas.
“Desde un mundo remoto” narra la odisea personal de Syd Sullavan, un piloto espacial cuya vida se ve truncada por dos
tragedias que coinciden en el tiempo: la traición de la mujer que ama y una
afección cardiaca que acaba con su carrera. Sullavan, en apariencia vencido por los acontecimientos, se entrega
a la autocompasión más abyecta y, lo que es todavía peor, a la bebida. Emprende
viaje hacia la Tierra a bordo de la “Neworld-009”,
una nave de carga de la que es el único pasajero. Nuestro protagonista
permanece en estado de embriaguez durante toda la travesía, sufriendo periodos
de inconsciencia total que amenazan con matarlo. Al recuperarse de uno de ellos
descubre, horrorizado, que la “Neworld-009”
ha sufrido un accidente en un planeta hostil, mientras realizaba operaciones de
repostaje de combustible en una instalación automática para tal efecto. Un
descuido de uno de los tripulantes ha provocado una filtración de la venenosa
atmosfera de ese planeta en el interior de la nave, matando a toda la
tripulación. A duras penas Sullavan
logra salvarse, expulsando al exterior el aire envenenado y restableciendo la
presión interna de la “Neworld-009”. Syd, que sigue ofuscado por sus
problemas, decide sumergir la astronave en las profundidades del espacio,
buscando hallar una muerte adecuada a su condición de piloto espacial. Pero la “Neworld-009”, atraída por la gravedad
de un mundo remoto, acaba cayendo en éste. Xoc, que así se llama ese planeta,
está habitado por unos humanos primitivos que se dan el nombre de xócens, y que
están sumidos en una barbarie casi absoluta que incluye sacrificios humanos
para aplacar a los dioses de la naturaleza. La llegada de Sullavan es como una bendición para esos seres, pues el terrestre,
tras superar sus propios problemas, y confundido por los xócens con una especie
de deidad solar, se convierte en reformador y guía de un pueblo que estaba
condenado a la extinción por su ignorancia e inconsciencia.
“Desde un mundo remoto” posee todos los elementos que hicieron de los
bolsilibros de ciencia ficción publicados en España algo único. A la calidad de
la prosa de McIntire se une una
concepción “pulp” del género, con un
mundo alienígena que casi semeja un trasunto del pasado prehistórico de la
Tierra. La originalidad brilla por su ausencia, pero el relato es ameno y hasta
cierto punto sorprendente. McIntire,
autor del que podéis obtener más información leyendo el artículo que le dedicó José Carlos Canalda en la sección “La gran historia de las novelas de a duro” del
Sitio, fue un autor muy prolífico,
destacando sobre todo en la ciencia ficción y los relatos policiales. “Desde un mundo remoto” es una buena
novela suya, sin duda no la mejor de las de ciencia ficción, como comenté
antes, pero siempre ocupará un lugar especial en mi biblioteca, por ser, como
dije al principio, la primera que leí de este autor. Vaya desde aquí mi
reconocimiento para este notable escritor, que tanto contribuyo a alegrarnos la
infancia y juventud a un puñado de lectores compulsivos.
AUTOR: Kelltom McIntire
EDICIÓN:
Editorial Bruguera
COLECCIÓN: La
conquista del espacio, nº 312
AÑO DE
PUBLICACIÓN: 1976
CUBIERTA: Antonio Bernal
ISBN:
84-02-02525-0
PVP: Descatalogado
Antonio Quintana
Noviembre de 2014
1 comentario:
No sé cómo lo logras, pero con cada reseña me quedan las ganas de leer ese material, siempre. A mí casi nunca me sale de ese modo.
Saludos
J.
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