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martes, 14 de octubre de 2008

¿Qué hay sobre los “bolsi-pulp-bélicos?


POR RALPH BARBY

Costa Dorada, 2-10-08


A mediados del siglo pasado fueron apareciendo los filmes bélicos norteamericanos, los yanquis habían ganado la Segunda Guerra Mundial, era lo que pregonaban en sus apasionantes “pelis” en las que recreaban sus batallas por tierra, mar y aire. Los demás seres de otras naciones sólo eran comparsas en esas historias bélicas, personajes pintorescos y buenos sólo si pertenecían al bando Aliado. También aparecieron algunas “pelis” británicas, especialmente con escoceses tocando la gaita cuando la ocasión lo permitía. Nos enamoramos todos de esos héroes que derrotaban a los malos, esencialmente nazis y japos, esa era la historia que se vendía en la gran pantalla. No creo que fueran embustes, sólo que hubo más y más pueblos que lucharon y murieron en las batallas, pero el foco lo ponían siempre sobre los chicos guapos y amables de Hollywood, y quedamos admirados, maravillados con tantos héroes que, mascando chicle y repartiendo chocolatinas, ganaban a los malos (que lo eran), pero claro, eran las historias de los vencedores. No voy a entrar en este artículo sobre la geo-política y lo que motiva la génesis de las guerras. Llegó después la guerra de Corea, comunistas asiáticos contra norteamericanos y sus protegidos asiáticos. Surgieron entonces los “cómics” de “HAZAÑAS BÉLICAS”, ése fue el verdadero inicio, la semilla de los bolsi-pulp-bélicos a raíz del éxito de los cómics. Los editores pensaron que podían lanzarse al mercado las pequeñas novelas siguiendo la pauta maniquea de los “cómics” . Como veréis en las portadas que os adjunto, escribí y publiqué algunas, más bien pocas, fue uno de los géneros que tuvieron menos lectores. Personalmente traté de evitar las posturas militaristas. La guerra es horrible, espantosa, y después de las penalidades sufridas, ¿podemos considerar héroe al piloto o a cualquier miembro de la tripulación de un caza-bombardero que ha dejado caer toneladas de bombas sobre la población civil en ciudades indefensas? Eso hicieron los nazis sobre la población vasca de Guernica, y también los italianos de Mussolini sobre la indefensa ciudad de Barcelona, despegando sus bombarderos desde las islas Baleares. Y lo mismo hicieron los aliados norteamericanos y británicos sobre la ciudad alemana de Dresde y así seguiríamos hasta cansarnos. ¿Y qué decir del submarino que dispara torpedos sobre un barco mercante? Claro, eso es la guerra. ¿Se debe escribir sobre la guerra, la que sea? ¡Sí!, claro que sí, pero con cuidado y mesura. No estoy arrepentido de nada porque volvería a escribir novelas bélicas, pero se acercarían más a la temática de “Platton”, “Apocalipsis Now”, “Full metal jacket” o “La estrecha línea roja”, lo que no escribiría jamás sería relatos al estilo de John Wayne como en “Boinas Verdes”. En muchas historias se adultera el comportamiento del Mando. Hay ocasiones en que el mando es más peligroso que el propio enemigo. Se miente a los soldados de los bandos opuestos para que se odien y se maten, claro que así también se genera una útil hermandad, un compañerismo entre los soldados y si el enemigo anónimo te mata al compañero, ya puedes justificar ese odio con que te han nutrido en la instrucción pre-bélica. Es tan fácil manipular y crear héroes que da miedo. La experiencia me dice que sería bueno escribir bolsi-pulp-bélicos, pero ahora que el mundo está más abierto y que todos podemos ser hermanos, servirían para desmitificar personajes y batallas, claro que quizás entonces los lectores serían menos y a los editores no les interesaría. El hambre, las mutilaciones, las infecciones, las agonías largas y dolorosas, la muerte inútil para que algunos personajes desconocidos, amparados y agazapados en sus mansiones, se enriquezcan más y más. ¿Cómo cabría calificar al comandante que envía a una compañía de sus soldados a la muerte, a sabiendas de que no se van a salvar, sólo porque él cumple órdenes? En las historias que terminan con música que engancha y banderas ondeantes, el comandante les cuenta a sus soldados que tienen la opción de morir por sus compañeros, por su patria, por su ideología. La realidad es muy distinta, porque al que da un paso atrás se le pega un tiro delante de los demás para que aprendan y si es posible, se les invita a beber un destilado cargado de éter sulfúrico para que, medio borrachos, medio enloquecidos, corran hacia el enemigo, pero sólo corren hacia la muerte haciendo el máximo de daño posible.
¿Alguien en su sano juicio quiere ser “carne de cañón” para que el enemigo consuma su munición? Sólo tenemos una vida, una obviedad que no debe olvidarse, la decisión de conservarla o destruirla es libertad nuestra. Quizás en otra ocasión, opine con más profundidad sobre este tema tan apasionante y vigente, porque en alguna parte del mundo siempre hay una guerra.



2 comentarios:

Tenshi Ibarrx dijo...

Excelente artículo. De RB siempre leí terror y policiales (especialmente lo segundo) en lo que para mi se destaca ampliamante. La semana que viene pensaba reseñar una de Punto Rojo, Asesinar al Idolo, una super novelita. Gracias por publicar cosas así, saludos!

ODISEO dijo...

Para BOLSI & PULP es un honor que un maestro como Ralph Barby se digne a escribirnos un artículo, que por lo demas es excelente.

Muchas gracias maestro Barby!!!