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viernes, 12 de febrero de 2010

PORTADAS DE CINE


En el universo de los bolsilibros, conocidos en España como novelas de a duro, tuvo especial relevancia el apartado gráfico. Para vender una novela había que presentarla en un envoltorio sugerente, y de eso se ocuparon una legión de artistas que, al igual que los escritores, fueron explotados sin misericordia por las editoriales. Al principio, las editoras pedían a los autores que añadiesen a las sinopsis de sus obras una sugerencia para el dibujo de cubierta, práctica que en general dio muy buenos resultados. Posteriormente, los editores recurrirían a las portadas de agencia. De cualquier modo, el trabajo de estos artistas fue, en reglas generales, bastante aceptable. Sin embargo, como cualquier otro artista, el dibujante de portadas de bolsilibros buscaba la inspiración donde fuera necesario, y una de las canteras de las que más ideas extrajeron para sus ilustraciones fue el cine.

Ya desde sus inicios, en la década de los años cuarenta del pasado siglo, las novelas de a duro ostentaron en sus cubiertas ilustraciones que recordaban escenas de películas de Hollywood. Esto fue mucho más notorio, al menos durante algún tiempo, en las novelas del Oeste, aunque esta práctica se extendería rápidamente al resto de los géneros y ya no sería abandonada hasta la desaparición de los bolsilibros a principios de los noventa. Uno de los actores más famosos, Clint Eastwood, fue un habitual de las portadas de bolsilibros a partir de finales de los sesenta, gracias al tremendo éxito de los tres westerns que rodó en Almería a las órdenes del maestro Sergio Leone: Por un puñado de dólares; La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. La imagen característica de Eastwood en estas cintas, con su barba de tres días, el cigarro casi consumido colgando de la comisura de la boca, el sombrero de copa plana y ala recta y el mugriento poncho mejicano, sería representada hasta la saciedad en las cubiertas de innumerables vaqueradas pergeñadas por los novelistas españoles de la época. En mi biblioteca de bolsilibros figuran al menos una docena de títulos, de distintos autores, con un sosias de Eastwood en la portada. Otros actores representados con bastante frecuencia por los portadistas fueron John Wayne, Richard Widmark, Franco Nero e, incluso, el españolísimo Fernando Sancho.

Como se ha dicho, esta práctica fue muy habitual en todos los géneros de bolsilibros. Pero el más influenciado gráficamente por la estética cinematográfica fue, sin ninguna duda, la ciencia ficción. Las colecciones de novelas populares de este género están plagadas de ilustraciones de cubierta directamente inspiradas por algún clásico cinematográfico. La editorial plusmarquista en este sentido fue Bruguera, cuya colección La conquista del espacio (LCDE en adelante) presentó durante años, y sin ningún tapujo, dibujos que remitían al lector a grandes producciones hollywoodenses tales como Star Wars, Star Trek, 2001, Alien o La guerra de los mundos, por citar algunas de las más representativas. En ocasiones, los artistas llegaban a copiar literalmente escenas de esas películas, o de series de televisión del género. Era también habitual confeccionar las portadas con elementos surgidos de la imaginación del artista, aderezándolos con otros extraídos de películas o series. Esta práctica no fue nunca de mi agrado, aun cuando reconozco que muchas de esas portadas resultaron bastante atractivas. Sería demasiado tedioso enumerar aquí las docenas de cubiertas que responden a las características antes mencionadas. No obstante, y a modo de botón de muestra, presentaré seguidamente algunas de las más notables.


Planeta rebelde, de Ralph Barby, nº 689 de LCDE, segunda edición, es un ejemplo de lo más ilustrativo. El autor de la portada, Luís Almazán, no se complicó la vida en absoluto, limitándose a dibujar el famosísimo Millenium Falcon (Halcón Milenario) de Star Wars surcando el espacio con un planeta al fondo. Esta portada es una de las que más detesto, ya que el artista no añade nada propio a la ilustración; simplemente, se limita a copiar la nave de Han Solo tal cual. Se trata de un dibujo facilón, nada sugestivo, que ni siquiera da una ligera pista sobre el argumento de la novela.

Guerra en el triángulo solar, nº 515 de LCDE, del maestro A. Thorkent, peca de lo mismo. Su portada, obra de Miguel García, representa al pérfido emperador Ming, el eterno enemigo del héroe del cómic Flash Gordon, acompañado por una hermosa mujer que suponemos es su hija la princesa Áura. Evidentemente, en la aventura de Thorkent no aparece ningún personaje que se parezca ni remotamente a Ming. La cubierta, por tanto, aunque bien dibujada, resulta insulsa.

En El ojo galáctico, nº 557 de LCDE, de Ralph Barby, el autor de la cubierta, el citado Miguel García, no pierde el tiempo esperando a las musas. Posiblemente, el hermoso rostro femenino que ocupa casi toda la portada sea obra suya. Pero a la hora de plasmar los dos robots que completan la ilustración no se lo pensó demasiado, conformándose con dibujar un par de cylones de la serie Galáctica. Si hubiera dibujado dos robots de diseño propio, la portada habría ganado muchísimo. Tal como apareció, es simplemente aceptable.


El día que no salió el sol, también de Barby, aparecida en LCDE con el nº 245, nos presenta otra cubierta híbrida, obra de Salvador Fabá. Tampoco en esta ocasión anduvo el ilustrador muy acertado. El artefacto alienígena que vemos en la portada es una de las máquinas bélicas empleadas por los marcianos del film La guerra de los mundos, de Byron Haskin. Otra portada poco original.

Amor y muerte en la tercera fase, de Adam Surray, publicada en LCDE con el nº 487, presenta una portada algo más original que las anteriores, obra también de Miguel García, que realizó un dibujo bastante logrado, en el que introdujo un personaje de la mítica serie Espacio 1999. En efecto, si nos fijamos bien, comprobaremos que el humanoide que empuña un arma de pavoroso aspecto es, en realidad, el monstruoso robot del episodio La nube beta, de la citada serie británica. A pesar de ello, esta cubierta está mucho más conseguida que las anteriormente descritas.

Podríamos citar muchísimos ejemplos más. En la cubierta de El enigma de Yamarai, nº 609 de LCDE, de Kelltom McIntire, dibujada por Antonio Bernal, aparecen tres soldados imperiales de Star Wars con sus características armaduras blancas; y en la de Objetivo: destruir un mundo, nº 301 de LCDE, de A. Thorkent, el autor del dibujo, Enrique Martín, incluyó en el mismo un artefacto que es, a todas luces, un calco exacto de una de las cápsulas que llevaba la nave Discovery en 2001 para realizar tareas en el exterior.

Insisto una vez más en que este tipo de portadas eran poco originales, nada sugestivas y, en ocasiones, francamente decepcionantes. A pesar de todo, la mayoría de ellas estaban excelentemente dibujadas, y no cabe duda de que cumplieron bastante bien su función de atraer la atención de los potenciales compradores de bolsilibros. Con todo, quien esto firma sigue prefiriendo las cubiertas sin referencias cinematográficas de ningún tipo, por considerarlas más auténticas y adecuadas para las novelas de ciencia ficción popular. Pero esta, naturalmente, es una opinión personal y, por lo tanto, perfectamente discutible.

4 comentarios:

Juan Castillo dijo...

Totalmente de acuerdo. La práctica tan extendida de copiar personajes y naves de peliculas y series para utilizarlas en las portadas sin venir a cuento, era cuando menos un recurso fácil para salir del paso.

Era muy de apreciar cuando en éstas se hacían referencia realmente al contenido de la historia, con personajes y lugares que posteriormente se puediesen reconocer al leer sus paginas.

Un ejemplo a destacar las cubiertas de la mítica colección "Luchadores del Espacio", con sus estupendos diseños, que nos preparaban, sin engaño, para lo que nos esperaba en sus páginas interiores.

Saludos!

jaberasa

http://bolsilibrosblog.blogspot.com/

Homo Erectus dijo...

Excelente nota. Y excelente blog, el cual habrá de figurar en nuestros favoritos. Abrazo

http://bloghomoerectus.blogspot.com

ODISEO dijo...

Jaberasa: tienes mucha razón y la verdad es que los casos son muchos más aún y tomarian demasiados post como para analizarlos todos. Pero con los que Quintana acá muestra, son suficientes por ahora.

Homo Erectus: Gracias por agregarnos a tu lista de favoritos, hemos hecho lo mismo con tu blog.

¡Un abrazo a los dos y saludos bolsilibrescos!

Atte: Odiseo...Legendario Guerrero Arcano.

Anónimo dijo...

Me gustaria mucho ver las portadas inspiradas en el film Alien, si está de acuerdo. Saludos.