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domingo, 31 de agosto de 2014

LA AUTOPISTA DE LA ETERNIDAD

Autopista a la eternidad





Siempre resulta agradable leer a uno de los maestros de la Ciencia Ficción, y si se trata de una obra de Simak, el placer es mayor. Aunque no es uno de mis autores de cabecera, Simak ocupa un lugar especial entre mis preferencias lectoras desde que cayeron en mis manos Un anillo alrededor del Sol y, sobre todo, Estación de tránsito, quizá una de las obras literarias con las que mejor lo he pasado. Debo decir que, a pesar de que la fantasía no es una de las variantes del género que más aprecio, siempre me ha parecido muy efectiva la forma que tiene este autor de combinarlas, y la obra que comento hoy es buen ejemplo de su extraordinaria habilidad como narrador.



En La autopista de la eternidad Simak teje una absorbente intriga fantástica, en la que los viajes por el tiempo y por el espacio  le sirven para presentarnos una abigarrada colección de personajes, a cada cual más interesante y misterioso, a la par que nos habla de un hipotético futuro para la raza humana que no es tan brillante y prometedor como pudiera parecer en un principio. Con su inimitable estilo, va hilvanando una serie de sucesos  extraordinarios, que se desarrollan tanto en distintas épocas de la historia terrestre como en sorprendentes y variados mundos de nuestra galaxia. Cada uno de los personajes que aparecen en la novela, incluidos esos maravillosos robots, son tratados en profundidad por el escritor, lo que da a la obra una relevancia muy especial y atrapa al lector hasta el estupendo final. En definitiva: una gran novela de uno de los autores clave de la Ciencia Ficción.
 

Antonio Quintana
Agosto de 2014




TÍTULO ORIGINAL: HIGHWAY OF ETERNITY

AUTOR: Clifford D. Simak
AÑO DE EDICIÓN: 1986
EDICIÓN ESPAÑOLA: Ultramar Ciencia Ficción, nº 67, julio de 1988
TRADUCCIÓN: Domingo Santos
CUBIERTA: Antoni Garcés
PÁGINAS: 326
ISBN: 84-7386-499-9
PVP: Descatalogado


domingo, 24 de agosto de 2014

¡FELICIDADES, LOU!


POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI




El mes pasado Antonio Vera Ramírez, Lou Carrigan, cumplió ochenta años. Uno de los mejores autores de bolsilibros que han existido a alcanzado una edad avanzada, pero su espíritu, como el de todo escritor, sigue siendo joven. Desde aquel ya lejano 1959, Carrigan se ha dedicado en cuerpo y alma a la vocación de escribir, que él convirtió en una profesión que ha desempeñado con dignidad y buen hacer literario. Centró su carrera en las novelas de aventuras, ofreciendo a varias generaciones de lectores miles de horas de sano entretenimiento. Siempre he sido un entusiasta de los bolsilibros. Algunos de los recuerdos más entrañables de mi infancia y juventud están unidos a las novelas de quiosco, muchas de ellas firmadas por Lou Carrigan. En las largas, frías y ventosas noches de invierno, o durante los calores del verano, al aire libre, esos sencillos pero emocionantes relatos me acompañaron. Desde el primer momento Lou fue uno de mis autores favoritos, hasta el punto de que empecé a coleccionar, casi compulsivamente, todas las obras suyas que caían  en mis manos. Y aunque al crecer fui ampliando mis horizontes lectores, nunca dejé de leer y coleccionar bolsilibros, aquellas modestas novelas que pergeñaron para nosotros un puñado de profesionales entre los que Carrigan ocupa un lugar destacado. Lejos estaba yo de sospechar que, tan sólo a la vuelta de unos años, cuando las nuevas tecnologías acortarán las distancias entre las personas, llegaría a entablar contacto y amistad con este extraordinario autor. Hoy le cuento entre mis mejores amigos, y desde esta web quiero aprovechar, con algo de retraso quizá, pero sinceramente, para desearle un muy feliz cumpleaños.
 
En el momento en que escribo esto el Maestro Carrigan se encuentra de vacaciones en Begur, como cada año desde hace ya bastante tiempo. Amante del mar, como sabe cualquier fan suyo, recala en esa bella población costera para pasar una temporada de descanso. Pero tengo por seguro que Carrigan, aun estando de vacaciones, dedicará algún tiempo a escribir. Porque el escritor no se jubila nunca, jamás deja de trabajar, aunque ralentice algo el ritmo. Creo que para Carrigan, además de la profesión con la que se ha ganado la vida y ha mantenido a los suyos, escribir es también algo recreativo, y eso se nota en gran parte de su dilatada obra. Sus obras, sobre todo las policiales y las del Oeste, siguen teniendo una fuerza de la que quizá carecen las de otros autores. Eso sólo puede explicarse por el esmero y el cariño que Lou ponía en sus originales. Aunque sólo fuera por eso, que no es el caso, su nombre profesional merecería figurar con letras de oro en la historia de la novelística española de aventuras.
 
Lou Carrigan tiene ya ochenta años. Ojalá sigá entre nosotros durante muchos más, como siempre, escribiendo, pero también iluminando nuestras vidas con su profunda sabiduría.
 
¡Felicidades, Lou!

 

Antonio Quintana
Agosto de 2014

martes, 19 de agosto de 2014

CUARTA ENCUESTA DE REPECHAJE

 
 
 
Estimados amigos de Bolsi & Pulp: Al igual que en los últimos tres años y con motivo de que el próximo mes es Septiembre (el mes en que los chilenos celebramos nuestras fiestas patrias) en Bolsi & Pulp queremos celebrar en grande junto a todos ustedes y por ello les tenemos un regalo.
 
Les presentamos la cuarta encuesta de repechaje, en la que aparecen todos los libros que no obtuvieron el primer lugar en nuestras últimas dos encuestas. Como de costumbre, el libro que resulte ganador, será publicado de forma íntegra en el blog.
 
Las cuatro sensacionales obras para que puedan votar son las siguientes:
 
 
OPCIÓN 1:
LA VENGANZA DE CARONTE
DE A. THORKENT
A. THORKENT nos demuestra en esta novela que es un maestro indiscutible de la Ciencia Ficción. La aventura es entretenida y memorable.
 
 
OPCIÓN 2:
VACACIONES SIN CRIMEN, VACACIONES PERDIDAS
DE CLARK CARRADOS
Publicada en la legendaria colección "Punto Rojo",  de editorial Bruguera, esta es una imperdible obra policial de uno de los grandes escritores bolsilibrescos: el gran CLARK CARRADOS.
 
 
OPCIÓN 3:
LOS HOMBRES DE VENUS
DE GEORGE H. WHITE
LOS HOMBRES DE VENUS es la primera novela correspondiente a la SAGA DE LOS AZNAR de GEORGE H. WHITE. Esta legendaria saga es considerada como la mejor serie europea de Ciencia Ficción.
 
 
OPCIÓN 4:
EL SUEÑO PROFUNDO
DE KELLTOM McINTIRE
En EL SUEÑO PROFUNDO el señor KELLTOM McINTIRE nos sumerge en una singular aventura, que justifica debidamente la razón de haberse hecho un espacio entre los legendarios escritores bolsilibrescos. 
 


¿YA HICISTE TU ELECCIÓN? ¡ENTONCES A VOTAR!
 
El plazo vence el 28 de Septiembre.
 
¡Un abrazo enorme a todos y saludos bolsilibrescos!
 
Atte: ODISEO…Legendario Guerrero Arcano.

sábado, 9 de agosto de 2014

EN MEMORIA DE NEIL ARMSTRONG




POR ANTONIO QUINTANA CARRANDI



El pasado lunes 21 de julio se cumplieron cuarenta y cinco años de la que, a día de hoy, sigue siendo la mayor gesta de la humanidad en el campo de la exploración: la llegada del hombre a la Luna. A lo largo de este casi medio siglo, y en vista de que, tras la euforia inicial, las misiones de la NASA se han circunscrito al espacio orbital, han sido muchos los que han tratado de restarle algo de importancia al hecho de desembarcar en Selene, alegando, principalmente desde las naciones hispanas, que el descubrimiento de América por Cristóbal Colón tuvo un impacto histórico infinitamente mayor. Dejando aparte que ambos eventos no son comparables, la hazaña del Apolo XI es relativamente reciente, por lo que quizá no es posible valorarla aún en toda su importancia. A pesar de ello, quien suscribe está convencido de que, a la larga, la primera misión tripulada a la superficie de nuestro satélite tendrá una importancia capital en la historia de la humanidad, muy superior a la que tuvo el también épico viaje de Colón hace cinco siglos. Las dificultades a las que hubo de hacer frente la NASA para poner un hombre en la Luna fueron mucho mayores que las que enfrentó el genovés para llevar a cabo su proyecto. Todavía hoy asombra que, con la tecnología existente en los años sesenta, el hombre fuera capaz de llevar a buen término una aventura así. Y aunque es cierto que las motivaciones de tal empresa fueron principalmente políticas y de prestigio nacional, eso no resta ni un ápice de gloria a cuantos, de un modo u otro, contribuyeron al éxito de la misión Apolo XI. Desde Armstrong, Aldrin y Collins, hasta el último empleado de cualquiera de las compañías subcontratadas por la Agencia Espacial Norteamericana, todas y cada una de las personas involucradas en el proyecto comparten un poco de esa gloria, pues fue un trabajo en equipo realizado por lo mejor del país. El desembarco en la Luna fue un logro de muchos, y todos ellos son dignos de admiración y respeto, fuera cual fuese la función que desempeñaran en la empresa.

 
La mayor gloria le corresponde, no obstante, al primer hombre en dejar la huella de su bota en la Luna, y ése sería Neil Armstrong (5/8/1930-25/8/2012). Ingeniero aeronáutico, piloto de combate en Corea, operando desde el portaaviones USS Essex,  y uno de los mejores pilotos de pruebas después de esa guerra, Armstrong había nacido para volar. De hecho,  aunque parezca mentira, obtuvo antes la licencia para pilotar aeroplanos que el permiso de conducir. Su extraordinaria labor en el Centro de Investigaciones Lewis y en el Comité Consultivo Nacional (NACA), pero sobre todo su pericia a los mandos de cualquier aeronave, le abrieron las puertas de la base Edwards, sin duda el lugar donde se probaban los diseños más avanzados en el campo de la aeronáutica. Allí tuvo oportunidad de volar en más de doscientos modelos distintos de aviones, además de pilotar nada menos que el X-15, un aparato supersónico revolucionario, cuyo fuselaje había sido desarrollado basándose en la bala de ametralladora. Su increíble experiencia y su brillantez académica le llevarían a la NASA, cuyas pruebas de admisión superó con altísimas puntuaciones en 1962. Tan sólo cuatro años más tarde llevó a cabo su primera misión espacial como comandante de la nave Gemini 8, y tras varias misiones exitosas todas ellas, a pesar de algunos problemas y accidentes, llegaría aquel inolvidable 21 de julio de 1969, cuando Armstrong cumplió el sueño del malogrado presidente Kennedy.

 
Desde entonces mucho se ha dicho y escrito sobre el tema, de modo que no seré yo quien insista sobre un asunto que ha sido tratado en profundidad por plumas más acreditadas que la mía. Pero permítaseme rendir un sincero homenaje, en fecha tan señalada, a Neil Armstrong, un hombre que jamás se dejó dominar por la grandeza de lo que había hecho. Armtrong es el mayor héroe americano del siglo XX, y posiblemente de la historia. Sin embargo, él nunca se consideraría a sí mismo como tal. Para él, ser el primero en pisar la Luna, con ser importante, no era lo principal. El trabajo bien hecho era su meta, más allá de la supuesta gloria que éste entrañara, y así veía la odisea del Apolo XI. Fue el primero en pisar la superficie de Selene, en una aventura que pudo muy bien acabar en tragedia, pero nunca se vio como un héroe, por más que el resto del mundo se empeñara en tratarlo como tal. Consideraba que había cumplido con su trabajo y punto, y estaba seguro de que cualquier otro, en su lugar, habría hecho lo mismo. La expedición lunar fue el colofón a su extraordinaria carrera como piloto y eso era todo.

 
Tras volver de la Luna Armstrong, Aldrin y Collins fueron agasajados en todo el mundo, pero al astronauta de Ohio no le gustaba nada la expectación que levantaba su presencia allí donde iba. Se sometía al baño de multitudes de buena gana, pero sin ningún entusiasmo, sólo porque era lo que se esperaba de él, pero lo que más deseaba era volver a trabajar. Tras una gira mundial estuvo durante aproximadamente un año como vice-administrador en la NASA,  luego ejerció la docencia en la Universidad de Cincinnati, y posteriormente fue directivo de un par de empresas tecnológicas relacionadas con la aviación.

 
El eco del Apolo XI nunca se extinguió, pero Armstrong, de carácter un tanto introvertido, eludía el tema como algo pasado y en contadas ocasiones se avendría a hablar de ello. Esquivo con los medios, era un hombre sencillo que, pese a su enorme talento y a la trascendencia histórica de su persona, quería llevar una vida discreta. Esto, paradójicamente, engrandeció más si cabe su aureola de héroe, pues él, el hombre que había realizado el más fantástico sueño de la humanidad, mostraba una conmovedora humildad, como si, en cierto modo, le restase importancia a su hazaña. En un mundo donde actorcillos de medio pelo, cantantes estúpidos, deportistas estultos y políticos tiñalpas se pavonean ridículamente,  empeñados en que admiremos sus patéticos logros, la serena y ponderada actitud de alguien como Armstrong, cuya hazaña tardará en ser superada y cuyo nombre figura inscrito con letras de oro en las páginas de la historia, se nos antoja algo casi irreal. Pero es muy real. Neil Armstrong era un verdadero héroe, que abrió un sendero por el que no hemos hecho más que adentrarnos tímidamente, pero que en siglos venideros ofrecerá magníficas expectativas al género humano. Más allá de la política y las interesadas razones de estado, las figuras de Gagarin, Leonov, Shepard, Glenn y otros evocan el espíritu aventurero y explorador del hombre, que nos conducirá a las estrellas y aún más allá. Y entre esos nombres señeros de la astronáutica brillará más que ninguno, como un faro que guiará nuestros pasos hacia la conquista del espacio, el de Neil Armstrong, el más grande héroe americano de todos los tiempos.
 
Antonio Quintana
Agosto de 2014