Publicada originalmente con el número 1824 de la colección “Bisonte Serie Roja” de Bruguera, y reeditada como el número 62 de la serie “Bisonte” de Ediciones B, “Destino infernal” es un magnífico western de uno de los autores especializados en el género, el sin par Clark Carrados.
Tex Lane encuentra el cadáver de un hombre cosido a balazos, y entre unas matas cercanas una bolsa repleta de fajos de billetes de banco. Tras enterrar al muerto, Lane prosigue su viaje, y un día después, al hacer un alto en el camino, descubre casualmente a un grupo de hombres que llevan secuestrada a una mujer. Lane decide liberar a la chica, que resulta ser la hija de Odin Brewster, un rico ranchero de la región. Tiempo atrás, Tex se vio obligado a matar a Ewen Brewster, y su hermano Odin juró vengarse de Lane matándolo en cuanto le echara el ojo. A pesar de ello, Tex no está dispuesto a dejar desamparada a Cassie Brewster, por lo que decide escoltarla hasta el rancho de su padre. Aunque ha rescatado a la chica y recuperado el dinero del rescate, Lane sólo se compromete con ella a llevarla hasta las inmediaciones de la hacienda de su padre, pues no tiene intención de encontrarse con éste. Cassie no cree que el hombre que la ha salvado de sus captores sea un criminal, y trata de sonsacarle sobre lo que ocurrió realmente.
Puesto que se encuentran a unas ocho jornadas a caballo del rancho de los Brewster, Lane y la muchacha emprenden viaje tomando toda clase de precauciones, pues los forajidos les persiguen, obsesionados con apoderarse del dinero. A partir de ese momento la pareja sufrirá una persecución infernal, y Tex Lane se verá obligado a emplear todos sus recursos y habilidades para preservar su vida y la de la muchacha.
Sin ser una maravilla, “Destino infernal” se revela como un típico y hasta tópico bolsilibro del Oeste, sin nada especial que lo distinga de otros muchos. Pero eso al lector de bolsilibros no le preocupa. Lo importante es que se trata de un relato ameno y trepidante, en la línea a que nos tiene acostumbrados Clark Carrados en sus westerns. Una obra para pasar el rato, literatura de evasión pura y dura. ¿Se puede pedir más a un bolsilibro?
Antonio Quintana Carrandi
Agosto de 2016