Antonio Vera, Lou Carrigan, acaba de cumplir ochenta y dos años, una
vida larga de la cual ha dedicado la mayor parte, cincuenta y siete años nada
más y nada menos, a escribir profesionalmente. El grueso de su obra se enmarca
en la novela de evasión, por la que es mundialmente conocido y apreciado. Pero
también se ha prodigado en otros temas, dejando claro, por si alguien albergaba
alguna duda sobre ello, que es un
escritor todoterreno, capaz de batirse el cobre con cualquier género o
temática. Pero su fama universal se ha cimentado, insistamos en ello, gracias a
los entrañables bolsilibros.
Tanto Odiseo como yo hemos dicho en varias ocasiones que Lou Carrigan
es el mejor autor de bolsilibros que ha existido. Como es obvio, muchos
aficionados a este tipo de novelas no pensarán como nosotros. Pero tengo para
mí que somos mayoría los que opinamos que Carrigan es, con mucha diferencia, el
más notable escritor de “novelas de a duro”, como se conoció a este tipo de
relatos en España. Y esto por la sencilla razón de que ningún otro destacó como
él en tantos géneros. Había expertos en novela del Oeste (Mallorquí y Estefanía
entre otros), policiaca (Albert Rosbund, Clark Carrados, Eddie Thorny), de
terror (Curtis Garland, Ada Coretti), del espacio (George H. White, A.
Thorkent, García Lecha como Carrados, Louis G. Milk y Glenn Parrish) o
romántica (Corín Tellado, Carlos de Santander, Sergio Duval, María Teresa Sesé);
pero sólo Carrigan logró mantener, en mi opinión, un alto nivel de calidad en
todos estos variados géneros. A lo largo de mi vida he leído y atesorado miles
de bolsilibros, y puedo dar fe de que sólo el maestro barcelonés consiguió dar
a todas y cada una de sus obras una gran calidad literaria, independientemente
del tema que tratase en ellas. Dada mi preferencia por la ciencia ficción, debo
reconocer que la de Carrigan no es una de las grandes firmas del género en su
vertiente bolsilibresca. Pero ello se debe, sobre todo, a que tanto la
producción editorial como su gusto personal dirigieron su carrera
preferentemente hacia los dos temas en los que llegaría a destacarse como el
gran especialista: los relatos del Oeste y los policiales y de espionaje. De ciencia ficción escribió poco, pero a
juzgar por la calidad de sus textos, pudo haber sido uno de los grandes de esta
temática, si hubiera escrito tantas novelas del Espacio como del Oeste o
policiacas.
Decía Larra que en España “escribir es llorar”. Puede que tuviera algo
de razón, teniendo en cuenta la triste y gris época en que le tocó vivir. Pero
Antonio Vera, o Lou Carrigan, que tanto da, no creo que derramase ni una
lágrima escribiendo. Porque Lou Carrigan, y esto es algo que se adivina en
todas y cada una de sus obras, es un hombre para el que escribir forma parte de
su vida, una tarea a la que se ha dedicado con pasión y entrega durante más de
medio siglo. Un novelista único, que contribuyó a entretener y deleitar a
varias generaciones de lectores.
Para mí es un placer felicitarle por su ochenta y dos aniversario, y
un verdadero honor contar con su amistad. Ojala estés entre nosotros durante
muchos años más. ¡Felicidades, maestro!
Antonio Quintana Carrandi
No hay comentarios.:
Publicar un comentario