El Grupo Z se
hizo con la Editorial Bruguera cuando ésta, víctima de la mala praxis y quizá
también de la avaricia de los Bruguera, entró en colapso. Ediciones B, filial
del Grupo, tras tomar las riendas de la firma editora, decidió reimprimir
algunos bolsilibros bajo su propio sello. Los más exitosos fueron, claro está,
los del Oeste. Al maestro Lou Carrigan le dedicaron la colección “Oeste Legendario”,
cuyo número 1 sería “Una muerte en cada vida”, sin duda uno de los westerns más
conseguidos del novelista barcelonés.
“Una muerte en
cada vida” comienza con la emboscada tendida por una “posse” a un grupo de
jinetes que están haciendo noche, a través de cuyos comentarios adivinamos que
parecen huir de algo. Tras la refriega, todos mueren, menos uno que logra
escapar a uña de caballo, aunque herido. Poco después, Carrigan nos presenta a
Conrad Triton, que ha acudido a Granger para saber de su hermana y su cuñado,
que al parecer han sido asesinados. El sheriff de la localidad le pone al
corriente de los hechos, diciéndole que han podido matar a dos de los asesinos
de la pareja, pero que el tercero ha conseguido huir. Tritton, decidido a
vengar el ultraje que ha sufrido su hermana antes de ser asesinada, se
entrevista con Adam Waverly, que al parecer ha visto algo. Las pistas le llevan
a la población de Rockdale, a donde Tritton llega bajo la falsa identidad de
Howard Masterson. Resuelto a encontrar al tercero de los forajidos, Tritton se
verá mezclado en los conflictos locales entre ganaderos y ovejeros. Además,
deberá estar alerta, pues alguien pretende matarle a traición.
No podían haber
escogido un relato más interesante para iniciar la serie “Oeste Legendario” de
Ediciones B. Todos los westerns del maestro Carrigan son estupendos, pero esta
novela tiene algo especial, que la convierte en uno de mis títulos preferidos.
Cuando decidí releerla para reseñarla, no hace mucho tiempo, me enganchó de tal
manera, pese a conocer el final, que me la tragué de un tirón. Todo el mejor
Carrigan vaquero está en ella y la disfruté como si fuese una novedad. Quizá
sea esto lo mejor que puedo decir de “Una muerte en cada vida”. En todo caso,
si os gusta el Oeste clásico, no dejéis de leerla, pues se trata de un
bolsilibro de una calidad superior a la media. Un western de Lou Carrigan: con
eso queda dicho todo.
Antonio Quintana
Julio de 2014
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